De hecho, el consumo de aceite de palma fresco está asociado a beneficios para la salud por la concentración de vitaminas A y E. Sin embargo, una vez refinado, y esta es la manera en la que se consume, tiene efectos negativos en el organismo y en la salud. El principal problema está en los ácidos grasos que lo componen. De hecho, el ácido palmítico, un componente del aceite de palma, es una de las peores grasas que existen. Según datos de la OCDE, en la Unión Europea cada persona consume de media casi 60 kilos de aceite de palma al año.
El aceite de palma está presente en galletas, bollería, cereales, snacks, marganinas, pan tostado, chocolates, helados, comida precocinada, en pastilla de caldo, gominolas, leches de continuación y en cosméticos. Su consumo no está por tanto libre de polémica. De hecho en algunos supermercados se ha iniciado una campaña de retirada de productos que contengan esta sustancia. Pero es barato y aporta a los alimentos un sabor y una fusión como ningún otro aceite.
A pesar de que su ingesta no está recomendada es el aceite que más se utiliza. Son varios los motivos que llevan a la industria a utilizarlo sin control. Por un lado está que es más económico en comparación con otras grasas o aceites.
Y por otro lado es muy versátil ya que tienen una peculiar temperatura de fusión que lo hace permanecer sólido a temperatura ambiente. A pesar de que existen sustitutos, por ejemplo el aceite de soja o cualquier otro aceite hidrogenado, no resulta igual que económico que los derivados del aceite de palma.
Por si esto fuera poco, el consumo de aceite de palma también es malo para el Medio Ambiente. El aceite de palma es un tipo de aceite vegetal que procede de un árbol originario de África, el Elais guineensis. La planta necesita altas temperaturas, humedad y abundantes lluvias. El clima ideal de la selva.
Pero al resultar tan rentable, se han talado cientos de hectáreas de selva para dar paso a la palma. Su cultivo está acabando por tanto con el hábitat de especies como el tigre de Sumatra y el orangután. Además, también causa la deforestación países como Malasia e Indonesia y ya se esta extendiendo a otros países productores.
El camino hacia una alimentación sana comienza por consumir productos naturales y a poder ser que no estén fabricados con ingredientes perjudiciales para la salud. Por el momento no hay ninguna ley que prohíba su uso o consumo. Es cuestión de responsabilidad de cada uno el no comprar ni consumir, en la medida de lo posible, productos que contengan esta sustancia.
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