La Comisión Europea ha propuesto este miércoles prohibir el greenwashing en la publicidad, de modo que las empresas no puedan utilizar la causa ecologista y la lucha contra la crisis climática para lavar su imagen y anunciarse a los consumidores.
Bruselas abre así el debate para modificar la Directiva sobre prácticas comerciales desleales incluyendo cinco elementos novedosos que impedirán el lavado verde de las empresas.
De esta forma las empresas deberán informar sobre la obsolescencia programada. En segundo lugar, no podrán introducir 'declaraciones ambientales vagas' en los spots publicitarios que vinculen los productos con un 'excelente desempeño ambiental' o el uso erróneo de las etiquetas 'eco' y 'verde'. Además, se considerará práctica desleal, según la propuesta de la Comisión, vender un producto como sostenible cuando sólo haya un elemento particular del mismo que lo sea. Tampoco se podrán mostrar etiquetas de sostenibilidad que se correspondan con prácticas voluntarias en lugar de esquemas de verificación independientes. Por último, se penalizaría la desinformación sobre la funcionalidad limitada de los productos, es decir, la necesidad de accesorios adicionales o repuestos que no vengan en el artículo original.
El 'greenwashing' no tiene límites: cuando las empresas lavan su imagen con reclamos ecologistas
'Estamos apoyando a los consumidores que cada vez más quieren elegir productos que duren más y puedan repararse. Debemos asegurarnos de que su compromiso no se vea obstaculizado por información engañosa. Les estamos brindando nuevas herramientas sólidas para tomar decisiones informadas y aumentar la sostenibilidad de los productos y nuestra economía con esta propuesta', ha dicho Věra Jourová, vicepresidenta europea de Valores y Transparencia.
Además, la Comisión ha propuesto modificar la Directiva sobre derechos de los consumidores para obligar a los comerciantes a proporcionar a los ciudadanos información sobre la durabilidad y reparabilidad.
Las dos propuestas deberán ser debatidas por el Consejo Europeo y por el Parlamento, que deberán consensuar el texto concreto para modificar las directivas. Si finalmente saliera adelante la propuesta, los Estados miembro deberán transponer los cambios a sus legislaciones nacionales.
'Si no comenzamos a consumir de manera más sostenible, no lograremos nuestros objetivos del Pacto Verde Europeo, es tan simple como eso. Si bien la mayoría de los consumidores están dispuestos a contribuir, también hemos visto un aumento de las prácticas de greenwashing y obsolescencia programada. Para convertirse en los verdaderos actores de la transición verde, los consumidores deben tener derecho a la información para tomar decisiones sostenibles. También deben estar protegidos contra las prácticas comerciales desleales que abusan de su interés en comprar productos ecológicos', ha valorado Didier Reynders, comisario de Justicia.
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