Otro 20% de ahorro se puede conseguir con un buen uso de los equipos y un cambio de hábitos. Este es el decálogo para ahorrar electricidad y no sudar cuando llegue la factura a final de mes.
1) Apague los equipos y aparatos que sobrecalientan la casa
La proliferación de aparatos y equipos en funcionamiento en el hogar (routers, ordenadores, televisores…) sobrecalientan la casa. “Una parte de la energía se pierde en forma de calor”, dice José Enrique Vázquez, experto de Bioquat, consultora en eficiencia energética. Las luces rojas ( stand by) son otro enemigo del ahorro pues, aunque los aparatos estén apagados, siguen consumiendo kilovatios al estar conectados a la red. También es recomendable apagar las regletas y desenchufar los cargadores de móviles y ordenadores que no se estén utilizando. “Apagar los electrodomésticos contribuye a combatir el derroche energético y nos permite un gran ahorre en la factura de la luz”, dice Carlota Pi, cofundadora de la comercializadora HolaLuz.
2) Apague luces, aproveche las horas iluminación solar
“Muchos piensan que apagar y encender la luz (cuando sales de una habitación a la que regresas al cabo de un rato) conlleva un mayor consumo de energía que dejarla encendida. Pero esto no es cierto”, aclara Rodrigo Irurzun, de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. “Todas las lámparas dan calor; incluso, las led. Las bombillas led están frías, pero su soporte está caliente”, afirma Jordi Miralles, de la Fundación Terra.
Miralles propone además un cambio de hábitos para ajustarnos al cambio de horario solar, pues en verano nos levantamos una hora u hora y media después de que salga el sol, con lo que no se aprovecha la luz natural y prolongamos la jornada gastando más electricidad.
3) Desconecte la nevera si se va fuera varios días y otras pautas
La nevera es uno de los electrodomésticos que más encarece la factura de la luz, ya que de media supone un 20% de la factura. En las vacaciones, si se trata de estancias largas, se recomienda desenchufarla. Rodrigo Irurzun recuerda que hay que ventilar la parte trasera del electrodoméstico dejando unos 10 centímetros de distancia de la pared y que también es necesario alejar el frigorífico de los focos de calor (radiación solar, horno o cocina, entre otros)
“Cuanto más cerca esté la nevera de la pared, peor se ventilará, por lo que el rendimiento será más bajo y necesitará más energía para poder funcionar”, afirma. También es recomendable no guardar en ella comida que esté caliente. “Cualquier sobreesfuerzo que tenga que hacer una nevera, como enfriar comida caliente, significará un aumento en el consumo”, explica Irurzun.
“Cambiar de hábitos y aplicar pautas sencillas puede suponer un ahorro de entre el 20% y el 30% en nuestras facturas, e, incluso, un 40% o un 50% si seguimos todos los demás consejos. Yo pago unos 25 euros al mes en concepto de energía”, asegura este experto.
4) Gradúe correctamente el equipo de climatización
“El verdadero aliado del ahorro de energía es el termostato programable”, dice Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial y director General de GeoAtlanter. La UE recomienda graduar la climatización en 25 grados en verano, pero Jordi Miralles invita a ponerlo en 27 grados, puesto que así se reduce la humedad del ambiente hasta un 47%, con lo que se respira mejor que con una temperatura más baja. “Por cada grado que disminuye la temperatura, la factura aumenta, de media, un 6%”, apunta José Enrique Vázquez. Cada vez más estamos acostumbrados a que en nuestro entorno laboral se respete la norma europea de los 25º C, pero al llegar a casa a menudo bajamos las temperaturas del aire acondicionado a los 22º C, se lamenta Vázquez.
5) Evite la insolación y controle las corrientes cruzadas
Hay soluciones alternativas que permiten más ahorro y confort que usar ventiladores o equipos de aire acondicionado. Se puede tener el hogar fresco aprovechando la ventilación cruzada (de puertas y ventanas), dejando que el aire corra. En casas de varios pisos, se pueden abrir las ventanas de los pisos de arriba para generar una corriente de efecto chimenea, porque “el calor, por un principio físico, tiende a subir”, dice Vázquez. Utilizar toldos, especialmente en las fachadas orientadas al sur, y bajar las persianas durante el día para evitar que la casa se caliente, son otros consejos útiles. “Se trata de poner todo tipo de barreras físicas para evitar que el sol entre y caliente la casa”, dice Vázquez.
6) Aísle bien la casa, incluso las ventanas
Otras medidas complementarias son aislar paredes, muros, puertas y ventanas. Los sistemas de doble cristal o doble ventana reducen casi a la mitad la pérdida de calor con respecto al acristalamiento sencillo. Pequeñas mejoras en estos aislamientos pueden aportar ahorros energéticos y económicos de hasta un 30% en calefacción y/o aire acondicionado, según Endesa.
Jordi Miralles recomienda instalar vidrios de baja emisividad, que no dejan entrar el calor y limitan la radiación ultravioleta. “Cosas muy básicas como colocar burletes en ventanas y puertas no cuestan mucho dinero y aíslan, mantienen la temperatura del hogar”, apunta Jorge Morales.
7) Tal vez requiera reducir la potencia que ha contratado
Buena parte de los usuarios tienen una potencia eléctrica contratada superior a la que necesitan para su consumo habitual. Es importante calcular nuestro consumo medio, ajustar la potencia a las necesidades que tengamos. Es frecuente que muchos clientes domésticos tengan 8 kW contratados o más, cuando muchas veces nos basta con 4,4 kW. Los expertos proponen contratar una potencia idónea, en función de las necesidades de consumo. Aducen que no tiene sentido contratar una tarifa pensando en la posibilidad de que funcionen a la vez, por ejemplo, el horno, la lavadora y el lavavajillas, cuando ésta es una circunstancia inhabitual. El exceso de potencia contratada es un sinsentido, pues el resultado es que se paga infinitamente más de lo que corresponde, sobre todo porque este componente fijo es parte sustancial del recibo.
8) La opción de la tarifa con discriminación horaria
El usuario doméstico tiene la opción de acogerse a una tarifa con discriminación horaria. Con esta modalidad, puede disponer de una tarifa más barata en las horas de menor consumo (de las 11 de la noche a la una de la tarde en horario de verano) a cambio de aceptar una tarifa más cara en las horas de mayor demanda (de una de la tarde a 11 de la noche), según explican los técnicos de Endesa al detallar la tarifa Tempo.
Jordi Miralles dice que esta tarifa puede ser interesante en verano porque se pueden aprovechar horas de insolación por la mañana (hasta las 13.00 horas) en la climatización haciendo uso de una tarifa valle.
No obstante, para tomar una decisión adecuada al respecto hay que saber cuándo se consumirá la electricidad, pues esta opción comporta saber concentrar las actividades domésticas (cocinar, planchar o poner la lavadora). “Por ejemplo, una opción es hacer comida antes de la 13 horas porque así es mucho más barato”, explica Irurzun.
9) Perder el miedo a cambiar de compañía
José Enrique Vázquez sostiene que, si se quiere ahorrar energía, hay que perder el miedo a elegir la comercializadora y abonarse a la que mejor se adapte a los criterios del consumidor. Ese cambio activa la competencia, sostiene. Sin embargo, no hay tradición ni costumbre en cambiar de compañía. “Mientras que en el sector servicios sí se apuesta por cambiar de compañía, en el ámbito doméstico este cambio raramente se produce”, apunta antes de invitar a dar el salto. “Cambiar de comercializadora no es más difícil que cambiar de compañía telefónica, y el ahorro que se puede lograr es considerable”, dice Vázquez. Él mismo cuenta que cambió de una compañía a otra que proporciona energía limpia y que esto le ha permitido una reducción en la factura del 18%.
10) Electricidad (verde) a precio de coste
El cambio de compañía puede venir motivado por la necesidad de reducir nuestra huella ecológica debido al consumo de energía sucia. “En el mercado eléctrico español hay decenas de comercializadoras, algunas de ellas proporcionan energía 100% renovable”, explica Irurzun. También existe la opción de participar como cooperativista para producir y consumir energía limpia, como promueve la cooperativa y comercializadora SomEnergia. Esta compañía impulsa el proyecto Generation KW, con el que los socios financian instalaciones de energía renovable (fotovoltaica, eólica y minihidráulica). SomEnergia produce energía verde y garantiza el retorno del dinero invertido a 0% de interés al cabo de 25 años que dura el contrato. La gran ventaja es que, al ser un sistema de autoproducción, en este periodo, los participantes obtienen la electricidad a precio de coste, lo que abarata su factura eléctrica con un descuento en función de la cantidad invertida.
Fuente: La Vanguardia