El fraude eléctrico es una práctica ilegal que cometen unos pocos (según Endesa, el grueso corresponde a las grandes empresas) que, sin embargo, se paga a escote entre todos los ciudadanos, ya que, a diferencia de otros ámbitos en los que las empresas deben asumir las pérdidas que se produzcan, en el caso de las eléctricas el fraude repercute directamente en la factura de los que cumplen con los pagos.
Según la asociación de consumidores Facua, la factura del usuario medio se encareció el año pasado en 87,78 euros, casi un 16% más que el año anterior. Mientras el recibo de la luz sigue creciendo de forma desmesurada, al mismo ritmo que el fraude, los pequeños usuarios se quejan de estar a merced de las eléctricas, que actúan teniendo en cuenta sus intereses y no los del consumidor. Eso de que el cliente siempre tiene la razón no es una máxima cuando se trata de la factura de la luz. Javier es un ejemplo de ello. «En el 2016, me di cuenta de que no me estaban llegando los recibos a casa y llamé a Endesa para preguntar qué pasaba», explica. «Fue en ese momento cuando me enteré de que había un expediente abierto para investigarme por fraude porque, según la compañía, habían detectado una doble acometida en mi contador». Javier, que llevaba viviendo en el mismo inmueble, un bloque de pisos, desde hacía años como cliente de Endesa, negó tal cosa y solicitó que se restableciera el pago normal de sus facturas. Unos meses después, al consultar su cuenta de ahorros, Javier vio que le habían detraído 842 euros de su cuenta «sin avisar». Indefenso ante la compañía, acudió a Facua para reclamar. «Así empezamos una lucha que ha durado más de un año». Hace apenas un mes ha conseguido demostrar que la acusación de fraude era falsa, tras presentar todo tipo de documentación y fotos de su contador eléctrico y Endesa ha tenido que reintegrar más de 600 euros cobrados indebidamente (el resto hasta 800 corresponde a las facturas de los meses que no le habían cobrado). Su pesadilla, afirma, no ha acabado ahí. «Llevo un tiempo recibiendo la factura con lecturas estimadas por mucho más dinero del real, de 200 euros o más, y tengo que reclamar todos los meses para que me devuelvan lo que me cobran de más porque mi consumo es de 60 euros de media», señala indignado, «estoy pensando en denunciar si esto sigue así, estamos a merced de lo que ellos digan, aunque sea mentira».
El presidente de Facua Córdoba, Francisco Martínez Claus, asegura que las reclamaciones por consumo estimado desorbitado son muy frecuentes. También señala la proliferación del fraude en la contratación de tarifas que venden comerciales a domicilio para las eléctricas. «Aseguran a los usuarios que van a beneficiarse de una rebaja en el precio de luz, pero venden un servicio de mantenimiento o seguro unido a la tarifa de la luz que lo que hace es disparar el coste», explica Martínez Claus, que recuerda que las eléctricas encabezaron el año pasado el podio de las reclamaciones en Córdoba, en tercera posición después del sector bancario y las telecomunicaciones. Facua Córdoba también considera un fraude la falta de transparencia de las facturas, ya que «nadie sabe el coste real de la electricidad, que sigue subiendo sin control de ningún tipo».
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