En la Unión Europea, más de la mitad de los consumidores han experimentado un fraude o un timo en los últimos dos años, concretamente el 56% de los europeos, según una encuesta publicada este miércoles por la Comisión Europea.
Las falsificaciones, los productos que no llegaron a sus compradores, las facturas falsas o las suscripciones mensuales no deseadas son los fraudes que contabiliza la encuesta. También tiene en cuenta casos de robo de identidad para acceder a cuentas bancarias o fraudes en casos de promociones y premios, reventa o inversiones financieras engañosas.
Según los datos que arroja la encuesta, los fraudes en promociones y premios, también con lotería, fueron los más repetidos en los últimos años, representando el 28%. Seguidos del robo de identidad, con un 22%, y de timos a través de la red con el objetivo de obtener datos bancarios, el 21%.
España en la media europea
España se sitúa en la media europea con respecto a estos casos, con un 55% de fraudes en los últimos dos años. Un ránking que lidera Dinamarca con el 69%, Irlanda 68%, y Reino Unido 67%. El estudio establece una relación entre los fraudes y la mayor incidencia del comercio online, que en España es un poco menor que en el resto de estados de la Unión Europea (UE).
En concreto, un 53% de los ciudadanos españoles compró por Internet en el último año, mientras la media europea se sitúa en el 60%. Una media mucho más elevada en Dinamarca y Reino Unido, con más del 80% de ciudadanos que hicieron compras por Internet. Una cifra que coincide con los países donde se dieron más timos.
Los fraudes se perpetran mayoritariamente a través de la red de redes, con un 43% de los casos con correo electrónico y con anuncios en la web. Mientras que el 28% de las irregularidades se dieron a través de llamadas telefónicas, según la encuesta.
En cuanto a las cantidades defraudadas es complicado establecer una estadística, aunque el estudio señala que las víctimas de estos casos perdieron entre 0 y 500 euros, por lo que apuntan a una cifra total acumulada que pondría rondar los 2.400 millones de euros defraudados en los últimos años. Si bien, la mayoría señaló el perjuicio emocional (79%) por encima de la pérdida económica (24%).
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