Eche la vista unos años atrás. ¿Compraba igual en 2014 que ahora? Lo más seguro es que la respuesta sea no. Internet ha revolucionado nuestra forma de consumir e incluso nos ha convertido en vendedores sin necesidad de tener una tienda física u online.
"Durante los años de crisis por los que ha pasado España, el consumidor y ciudadano ha cambiado sus hábitos. La idea principal es mantener el nivel de consumo pero mediante experiencias de compra más asequibles como son la segunda mano o el DIY (Do it yourself o hágalo usted mismo). Gracias a Internet, estas formas de compra son socialmente aceptables y cada vez más utilizadas en el día a día", explica María Herranz, investigadora de The Cocktail Analysis.
El mercado de segunda mano se ha multiplicado por dos en los últimos ocho años y, según el portal Vibbo.es, durante 2016 el valor de la compraventa de objetos usados alcanzó los 2.300 millones de euros en España.
Las grandes marcas, conscientes del éxito de estas páginas web, han puesto en marcha sus propias iniciativas de venta de segunda mano. Un ejemplo es Decathlon, con Trocathlon, una web de material deportivo usado. Por su parte, páginas como Chicfy o Closket son portales de referencia para comprar ropa de marca ya utilizada.
"Otro cambio que ha sufrido el consumidor ha sido convertirse en empresario. Los usuarios ahora cuentan con opciones de ingresos alternativos basados en aprovechar los objetos que tienen. Por ejemplo, mediante Vibbo o Wallapop, cualquiera puede poner a la venta un artículo y acordar un precio con el comprador", aclara Herranz.
Por otra parte, herramientas como Fintonic o Mooverang permiten tener un control de las finanzas desde el ordenador o el móvil sin tener que recurrir a la tradicional ayuda del banco. "Es curioso cómo poco a poco vamos compartiendo más datos. Sabemos el poder que tienen y que su buen uso por parte de las empresas nos puede repercutir muy positivamente. Por ejemplo, para usar Fintonic tenemos que dar nuestros datos bancarios, pero gracias a ello tenemos una completa herramienta para controlar nuestro dinero. O con Runtastic, que damos nuestros datos personales e incluso nuestra medición del ritmo cardiaco pero todo por obtener un mayor control de nuestra salud.", aseguran desde The Cocktail.
Toda esta digitalización que afecta a los nuevos modelos de consumo también ha cambiado el valor del dinero. La proliferación de las formas de pago digitales ha propiciado que el dinero pierda tangibilidad, lo que facilita el consumo y hace que el usuario pierda la idea de que el banco es el único agente que centraliza y mueve el dinero. En la actualidad, surgen nuevos actores, como fintech que permiten hacer préstamos entre usuarios o plataformas de pago online, como Apple Pay o Google Pay, para pagar desde el teléfono móvil con un clic.
Fuente: Expansión