Esta fecha establece no solo el respeto a los derechos del consumidor, sino que es un momento justo para recordarles a todos que se deberían atender sus necesidades.
Este día nació el 15 de marzo de 1963, cuando quien fuera el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, pronunció un discurso ante el Congreso de ese país que se refirió a los derechos de los
A raíz de esas palabras, el movimiento de consumidores comenzó a celebrar cada 15 de marzo como el Día Mundial de los Derechos del Consumidor. La Organización de Naciones Unidas (ONU), lo declaró en 1983 Día Mundial de los Derechos de los Consumidores.
Desde entonces, en el mundo cada país ha venido adaptando la fecha a sus leyes y comportamientos de consumo. En el discurso, Kennedy habló sobre que todos somos consumidores, a veces no somos representados o tomados en cuenta, y somos el mayor grupo afectado por las prácticas de decisiones económicas, públicas y privadas que no se están organizado eficazmente.
A la fecha actual, esas palabras tienen más vigencia que nunca, pues aún los consumidores ven vulnerados sus derechos. Ciertamente, sí existen grupos organizados alrededor de Latinoamérica que buscan defender los derechos de los consumidores, existen normas efectivas que protegen a los consumidores en algunos países, pero falta mucho por hacer.
Por su parte, las propias Naciones Unidas el pasado 22 de diciembre de 2015, en su Asamblea General, aprobaron una versión revisada para la protección del consumidor en su resolución 70/186, cuya descripción y relato sería publicado más adelante en beneficio de los consumidores.
En el caso de Venezuela, el modelo económico impuesto por el socialismo del siglo XXI ha impacto negativamente sobre la economía, según los venezolanos, ya que, aunque el gobierno no la reconoce, la inflación alcanza las tres cifras.
Entre tanto, esta situación ha perturbado directamente el precio en los bienes de consumo y servicio que son consumidos por la sociedad venezolana, donde los que poseen menos recursos son los que han tenido que asumir mayores privaciones en todos los sentidos.
Fuente: Segundo Enfoque